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Vivienda Popular y Autoconstrucción

  • Writer: FREDERMAN CARRERO
    FREDERMAN CARRERO
  • Nov 14, 2023
  • 3 min read
Mi generación ha crecido con la idea de que conseguir una casa es una misión casi imposible, pero esta idea no se presenta en nuestras mentes de gratis, sino que es el resultado de las transformaciones que el mismo mercado de vivienda ha tenido. Hoy la lógica inmobiliaria prima el arriendo o leasing habitacional, por encima de la propiedad de una casa. Si bien los créditos hipotecarios siguen vigentes y son un instrumento financiero muy efectivos para los bancos, el leasing habitacional avanzada rápidamente y genera un nuevo escenario para el hábitat de una vivienda.

Pareciera entonces que es el crédito hipotecario, el leasing habitacional o el arrendamiento vía inmobiliaria son la única opción para vivir en una casa y/o apartamento, y que la deuda monetaria es la garantía esencial para tener una propiedad o habitar una.

Ante ello, existe en el panorama, los procesos de autoconstrucción de vivienda, y no me refiero a como hicieron muchos de nuestros padres y abuelos, que, una vez conseguido el lote, construían poco a poco a la vivienda, sino a procesos organizativos de las familias, que en colectivo construyen sus barrios a partir de sus propios esfuerzos y aunando el esfuerzo de la institucionalidad hasta donde es posible.

Es ahí que aparece la figura jurídica de las Organizaciones Populares de Vivienda, las cuales agrupan a familias que no pueden acceder a un crédito hipotecario, debido su capacidad de pago, o que no están de acuerdo con el modelo financiero de la deuda, y encuentran en las OPV, la alternativa para un proceso de creación de barrios, unidades y proyectos de vivienda de manera autónoma.

Lo interesante de estos procesos es que su fin no es la vivienda como tal, como pareciera a simple vista, sino que su fin es la creación de una comunidad, es una apuesta política que discute el modelo de desarrollo de los proyectos de vivienda, que pone en tela de juicio, los instrumentos financieros y el uso del dinero público. Así que una OPV, más que un proyecto de vivienda es una apuesta política alrededor de la construcción de la vivienda.

Y quiero ser enfático, en la discusión financiera del primer modelo (el del crédito hipotecario), alrededor de los subsidios estatales, los cuales en este momento se estiman en alrededor de 40 millones, por la cual, las familias que adquieran vivienda por esta vía tienen un endeudamiento de alrededor de 100 millones. Ante ello las OPV, plantean procesos de organización para adjudicación de predios, que el subsidio de vivienda no se destine a pagar la vivienda construida a una constructora por medio de un banco, sino que sirva para la consecución de materiales para la construcción de sus propias viviendas. De esta manera el dinero estatal no se convierte en un instrumento financiero, si no en materiales. A parte de ello, el relacionamiento político, la consecución de terrenos y el acompañamiento de las instituciones por medio de sus programas de vivienda, permite asegurar los procesos de urbanización y llegar acuerdos para la instalación de infraestructura para el beneficio colectivo.

Veo en las OPV la oportunidad para que las mismas comunidades se encarguen de sus procesos de solución de vivienda y no sea un negocio bancario, en donde no tener capacidad de pago es sinónimo de no lograr tener una propiedad para el hábitat familiar.


Organización Popular de Vivienda Los Sin Techo Sevilla



 
 
 

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